Las empresas tienen que hacer frente a cada vez más gastos, pero sin lugar a duda, uno de los más relevantes es el que afecta al consumo de energía. La factura eléctrica se ha ido disparando, y por mucho empeño que se ponga para rebajarla no consiguen su objetivo con tanta facilidad. Eso obliga a las compañías, al margen de tu tamaño, a tomar serias medidas. La incorporación de las nuevas tecnologías y de nuevos formatos lumínicos conseguirá que los negocios sean más eficientes, además de contribuir al cuidado del medioambiente.
Se estima que con el reemplazo de las luminarias antiguas existentes por otras más eficientes el ahorro podría oscilar entre un 50% y un 80%. Ofrecen un alto rendimiento al tiempo que reducen el consumo, por lo que se presentan como una solución muy interesante.
Cómo debe ser la iluminación en el puesto de trabajo
Una adecuada iluminación en las empresas influye de manera positiva a la hora de desarrollar las tareas, pero también previene los accidentes y el absentismo laboral. Tanto la cantidad como la calidad de la luz desempeñan una labor fundamental para realizar cualquier trabajo.
En la medida de lo posible hay que tratar de aprovechar al máximo la luz natural, ya que nos permitirá realizar nuestra labor con más comodidad, reduciendo la fatiga visual. Pero no siempre será posible conseguir esto, por lo que en algún momento nos veremos en la obligación de optar por la iluminación artificial. La luz del sol no ofrece tampoco la suficiente capacidad para llegar a todos los rincones, por lo que tendremos que recurrir a otras fuentes de luz.
De lo que se trata es que los profesionales no fuercen en exceso la vista y así eviten posibles molestias oculares. El cuidado de los ojos resulta tan importante como conseguir una iluminación lo más eficiente posible en la empresa.
La cantidad necesaria dependerá sobre todo de cada espacio de trabajo. En las zonas comunes resultará suficiente con unos 300 lux, mientras que en los aseos y espacios de descanso bastará con unos 200. Por su parte, en los lugares con ordenadores se requieren 500 lux, mientras que se llegará a los 1.000 lux en áreas donde se desarrollen tareas que exijan de una gran precisión visual.

El tipo de lámparas más eficientes para el trabajo
La tecnología LED se presenta como la solución más adecuada para la iluminación de cualquier espacio, ya sea interiores, como oficinas o naves industriales, o alumbrado exterior. Este tipo de lámparas aportan una magnífica reproducción cromática de colores, una buena eficiencia energética y una vida útil bastante extensa.
Es cierto que inicialmente su coste puede resultar un poco más elevado si se compara con las tradicionales lámparas que se colocaban en los espacios de trabajo, como era el caso de las lámparas fluorescentes, pero su longevidad y el bajo consumo consiguen compensar esta inversión. Además, su uso ayuda al respeto del medio ambiente.
Tener en cuenta las dimensiones de la empresa y la dirección de la luz
Es importante tener en cuenta las dimensiones que presente la empresa para valorar los puntos de luz que se necesitan. No se precisarán la misma cantidad en un espacio de 100 metros cuadrados que en otro con 300. Si no tienes muy claro cuál es la disposición más adecuada de las luminarias para obtener una iluminación lo más eficiente posible, lo conveniente sería ponerse en manos de una compañía especializada para que te asesore sobre la cantidad de puntos de luz y su ubicación.
En lo que se refiere a la dirección, las artificiales deben instalarse orientadas al punto concreto de trabajo. Hay que analizar en qué espacios de la oficina se necesita luz más directa, en cuáles una más indirecta.
En el caso de la primera opción, más del 90% de la luz se emite hacia la zona que se encuentra justo debajo de la luminaria, proporcionando así un óptimo rendimiento luminoso. Sin embargo, al contrario de los que pensamos, la comodidad visual resulta peor al incrementarse los brillos y reflejos.
Cuando se trata de iluminación indirecta, la luz que incide sobre el área de trabajo procede de las paredes y el techo, por lo que se considera luz reflejada. Se trata del método más aconsejado para oficinas, escuelas y salas de lectura. Insisten en la necesidad de que el color de paredes y techo sea claro. Por último, la semi indirecta también procede de los mismos puntos que en el caso anterior, con una buena calidad y provocando escasos deslumbramientos, consiguiendo sombras suaves que aportan relieve a los elementos.
En España existe una norma, la UNE-EN 12464, que determina los valores exigidos para los diferentes parámetros técnicos de iluminación en función del tipo de actividad que se desarrolle en un local. Hay que recordar que es importante que exista una cierta uniformidad en la iluminación, sobre todo en aquellos lugares en donde se requiera un desplazamiento del personal.